lunes, 7 de octubre de 2013

bonobo

Bonobo


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El bonobo (Pan paniscus), también llamado chimpancé pigmeo (o menos frecuentemente chimpancé grácil o chimpancé enano), es una de las dos especies que componen el género de los chimpancés, Pan. La otra especie del género Pan es el Pan troglodytes, o chimpancé común.
El bonobo fue descubierto por primera vez en 1928, por el anatomista americano Harold Coolidge, que presentó un cráneo en el museo Tervuren en Bélgica que se creía pertenecía a un chimpancé joven. Sin embargo, el mérito del descubrimiento del bonobo como especie diferenciada se atribuye al alemán Ernst Schwarz, que publicó el descubrimiento en 1929. La especie se distingue por la tendencia a que sus individuos anden erguidos en ocasiones, por su cultura matriarcal e igualitaria, y por el papel preponderante de la actividad sexual en su sociedad.

Características

El bonobo es más grácil que el chimpancé común. La cabeza del bonobo es menor, pero tiene una frente más ancha. Tiene la cara negra con labios rosados, orejas pequeñas, orificios nasales anchos, y pelo largo en la cabeza. Las hembras tienen pechos ligeramente prominentes, en contraste con los pechos planos de otros primates hembra, aunque no tan prominentes como los de las hembras humanas. El bonobo tiene también un cuerpo delgado, hombros estrechos, cuello delgado y piernas largas comparado con el chimpancé común. Los bonobos caminan erguidos el 25% del tiempo en sus desplazamientos por el suelo. Estas características, junto con su postura, le da a los bonobos una apariencia más humana que los chimpancés comunes. Así mismo, el bonobo tienen una gran diferenciación facial, al igual que los humanos, de modo que cada individuo tiene una apariencia significativamente distinta, permitiendo el reconocimiento visual en la interacción social. En la naturaleza se le estima una longevidad de unos 40 años.

Hábitat

Cerca de 10.000 bonobos viven solamente al sur del Río Congo y al norte del Río Kasai (un tributario del Congo) , en las selvas húmedas de la República Democrática del Congo en África central. El bonobo es una especie en peligro de extinción, debido tanto a la pérdida de su hábitat natural como a la caza con fines alimentarios; esta última ha experimentado un incremento dramático durante la última guerra civil en el país, a causa de la presencia de milicianos fuertemente armados incluso en áreas remotas “protegidas” como el Parque Nacional de Salonga. Hoy día, quedan unos cuantos miles de bonobos como mucho, formando parte de una pauta mucho más general de extinción de los simios.

Distribución del bonobo

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Reproducción y conducta sexual

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Las relaciones sexuales juegan un papel preponderante en las sociedades del bonobo, ya que son usadas como saludo, como método de resolución de conflictos, como medio de reconciliación tras los mismos, y como forma de pago mediante favores tanto de machos como de hembras a cambio de comida. El bonobo es el único primate (aparte de los humanos) que ha sido observado realizando todas las actividades sexuales siguientes: sexo genital cara a cara (principalmente hembra con hembra, seguido en frecuencia por el coito hembra-macho y las frotaciones macho-macho), besos con lengua y sexo oral.
La actividad sexual del bonobo tiene lugar tanto dentro de la familia inmediata como fuera de ella, y suele implicar tanto a adultos como a crías. El bonobo no forma relaciones estables con parejas individuales. Tampoco parecen discriminar en sus comportamientos sexuales según género o edad, con la posible excepción de las relaciones sexuales entre madres y sus hijos adultos; algunos observadores creen que esos emparejamientos son tabú. Cuando los bonobos encuentran una nueva fuente de comida o lugar de alimentación, la excitación general suele desembocar en una actividad sexual en grupo, presumiblemente descargando la tensión de los participantes y permitiendo una alimentación pacífica.
Los machos bonobo practican con frecuencia varias formas de sexo genital entre ellos (frot).Una de las formas consiste en ambos machos colgando de un árbol cara a cara mientras frotan sus penes entre sí. También se ha observado a los machos bonobo realizando esta actividad en el suelo. Una forma especial de la misma, empleada por los machos como reconciliación tras un conflicto, se realiza con ambos tumbados en el suelo y trasero con trasero, mientras frotan sus bolsas escrotales entre ellas.
Las hembras bonobo también usan el sexo genital hembra-hembra (tribadismo) como forma de establecer relaciones sociales entre ellas, fortaleciendo así el núcleo matriarcal de la sociedad bonobo. La estrecha relación entre las hembras les permite dominar la estructura social – aunque los machos son físicamente más fuertes, no pueden plantar cara solos a un grupo unido de hembras, y no suelen colaborar entre ellos de esa forma. Las hembras adolescentes suelen abandonar el grupo en el que nacen para unirse a otro. Esa migración habitual de las hembras hace que el fondo genético de los bonobos se mezcle con frecuencia.
A pesar del enorme incremento en la actividad sexual, la tasa de reproducción del bonobo no es mayor que la de los chimpancés comunes. Las hembras cuidan de sus crías y las alimentan durante cinco años, y pueden dar a luz cada cinco o seis años. Comparadas con las de chimpancé común, las hembras de bonobo recuperan la actividad sexual mucho antes tras el parto, lo que les permite reincorporarse a las costumbres sexuales de su sociedad. Incluso los animales estériles o demasiado jóvenes o viejos para reproducirse participan en estas actividades sexuales.
Richard Wrangham y Dale Peterson enfatizan el uso del sexo por parte del bonobo como mecanismo para evitar la violencia.

Curiosidades

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Los datos interesantes sobre nuestros primates son estos: La manera de ganar un favor sexual futuro de la hembra bonobo hace a los machos desplegar cantidades asombrosas de energía para complacerla y mimarla. Sin embargo, no tienen asegurado el objetivo, ni siquiera aquellos que dominan en el grupo. La hembra bonobo elige su compañero. La mayoría de los adultos machos se queda sin hembra por mucho tiempo. Un detalle que me hizo sonreír imaginando esa conducta entre los humanos: En algunas especies las hembras en celo son las que persiguen al macho que desean, y con su intensidad erótica lo incitan y lo invitan a copular varias veces con ella.
Pero la sorpresa mayor fue descubrir al bonobo que, dicho sea de paso, no sabíamos que existían hasta el 1933. Estoy casi segura de que, si competimos con los bonobos, perdemos por amplio margen si hablamos de placer sexual y logros de paz en el grupo. Estos chimpancés pigmeos, los bonobos, tienen conductas sociales muy simpáticas, pero su sexualidad puede asombrarnos aún más.

Estado de conservación

Actualmente el bonobo aún puede ser cazado hasta la extinción por los humanos que los comen. La reciente guerra civil en la República Democrática del Congo, impulsada por la explotación ilegal de recursos naturales, ha tenido un impacto apreciable en el bonobo y su población total. Los nativos y habitantes locales sienten cada vez más deseo de proteger sus intereses y derechos, y los esfuerzos en pro de la conservación de los bonobos están equilibrando estos problemas.
Como el hábitat de los bonobos es compartido con los humanos, el éxito final de cualquier esfuerzo de conservación dependerá de la implicación de los habitantes locales y sus comunidades. El problema de “parques contra pueblos” es muy vivo en la Cuvette Centrale, la zona del bonobo. Hay una fuerte resistencia en el Congo, tanto a nivel local como nacional, al establecimiento de parques nacionales, ya que comunidades indígenas se han visto con frecuencia expulsados de sus hogares en la selva por la creación de un parque. En Salonga, el único parque existente en el hábitat del bonobo, no hay adhesión local hacia el movimiento de conservación, y un estudio reciente indica que el bonobo, el elefante de bosque africano y otras especies han sido severamente devastadas por cazadores furtivos. En claro contraste, hay zonas en las que el bonobo y la biodiversidad en general prosperan sin parques definidos, gracias a las creencias y tabús indígenas contra la caza del bonobo.
Durante la guerra en los años 1990, investigadores y ONGs internacionales se vieron expulsados del hábitat del bonobo. En el año 2002, la Bonobo Conservation Initiative inició el Bonobo Peace Forest Project en cooperación con instituciones ONGs y comunidades nacionales y locales. El Bonobo Peace Forest Project trabaja con comunidades locales para establecer una constelación entrelazada de reservas basadas en las comunidades, gestionadas por nativos. Aunque solo reciben una ayuda limitada por parte de las organizaciones internacionales, este modelo, implementado principalmente a través de organizaciones y comunidades locales de la República Democrática del Congo, parece estar cosechando el éxito, ya que se han llegado a acuerdos para proteger más de 5.000 millas cuadradas del hábitat del bonobo. De acuerdo con la Dra. Amy Parish el proyecto Bonobo Peace Forest será un modelo para el movimiento conservacionista en el siglo XXI
Esta iniciativa ha estado ganando peso y un mayor reconocimiento internacional, y recientemente ha ganado un mayor apoyo a través de Conservation International, el Global Conservation Fund, US Fish & Wildlife Services, Great Ape Conservation Fund, y el Great Ape Survival Project de las Naciones Unidas.
Empezando en el año 2003, el gobierno de los Estados Unidos de América destinó 54.000.000 de dólares al Congo Basin Forest Partnership. Esta significativa inversión ha disparado la movilización de las ONGs internacionales para establecer bases en la región y trabajar para el desarrollo de planes para la conservación del bonobo. Esta reciente iniciativa puede mejorar la probabilidad de supervivencia de la especie bonobo, pero su éxito aún depende de su capacidad de generar aún más participación y la mejora de las comunidades locales e indígenas.
Adicionalmente, algunos grupos implicados han afrontado la situación de crisis de estos primos lejanos de la humanidad en una multitud de páginas web. Organizaciones como la World Wide Fund for Nature, la African Wildlife Foundation, y otras, intentan centrar la atención en el riesgo extremo que corre la especie. Algunas han sugerido que se establezca una reserva natural en alguna parte de África que resulte menos inestable, o en una isla en algún lugar como Indonesia. Adicionalmente, se sugiere que se podrían realizar investigaciones médicas no invasivas en los bonobos reubicados en libertad, con escaso riesgo o incomodidad para los animales.

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